jueves, 24 de abril de 2008

HOY ME JUBILO


Hoy, en Madrid, hace muy buen tiempo. Creo que en el resto de España también. La gente prepara sus vacaciones, los jóvenes se aventuran en los festivales al aire libre, la primavera nos envuelve, nos atraen las calles, el campo, las terrazas. Y yo hoy me jubilo. Nos desnudamos de ropas pesadas, dejamos que la brisa y el sol acaricien nuestras pieles que se tuestan, los días son más largos, las noches también, nos envuelve una primavera que, dicen, a nuestra sangre altera. Y yo hoy me jubilo. El olor a césped recién cortado, los paseos matutinos de un día de diario por el Retiro, el sonido del agua por un manantial, el fervor de las aves mansas, acompañando a todo un repertorio de sentimientos embriagadores de melancolía por una vida que dejo y de respeto por otra en la que me adentro, como cuando un reloj, definitivamente, marca las doce. Porque hoy, señores, señoras, yo me jubilo.
Un autobús de destino desconocido me anima a subirme en él. Por la ventanilla, observo el alborozo de las gentes acaloradas, apresuradas, consigo distinguirlos de quienes son jubilados, y yo apenas me encuadro en ninguno de los grupos, porque no sé lo que me espera, todo es incierto. El tiempo libre es deseado e insidioso al mismo tiempo, me desconcierta, no estoy preparado, y eso que hoy, señores, señoras, hoy me jubilo.
Y marcho por las calles con la parsimonia del buen observador, encontrando rincones en los que antes no me había fijado, apenas reconociéndome, extraño como me veo, porque hoy soy un jubilado.
No tengo nietos a los que contarles mis batallas ni mujer que me acaricie, pero comienza otro reloj en mi vida, un reloj cuyas agujas van en sentido contrario hasta una hora desconocida y determinante, y cuyo segundero tiene ahora más valor, uno que nunca le di, haciéndome constantemente preguntas sobre una muerte que no me ofrece respuestas. Mi salud es encomiable, mis facultades y voluntad para el trabajo veteranas y enérgicas, pero hoy, por mi edad, yo me jubilo.
Deseo no sufrir y sacar partido de este momento del que tanto hablan quienes son mucho más jóvenes, creyendo llegar al paraíso con él. El autobús me deja en un paraje desconocido, me dirijo por un camino pedregoso, me siento en un banco solitario. El atardecer resplandece anaranjado y una sensación de descarga me sobrecoge, la levedad me transporta por unos pensamientos etéreos y lívidos, y nada me ata ya, señores, señoras, a nadie debo dar explicaciones, a nadie me debo. La idea me llega lúcida, mi deseo es jubilarme con todas las consecuencias. Me imagino volviendo a casa, a una misma vida, aun sin trabajo. Hoy he decidido que no volveré a ella, que no volveré a casa, que me quedo a ver la vida pasar, en este banco solitario. Y en lo liviano me dejo arrastrar, sobre una balsa de gratos recuerdos, mi piel se me eriza. No me importa ya que el reloj marque la hora definitiva. Hasta el momento, la vida me lo ha dado todo.

sábado, 19 de abril de 2008

ELIGE TU EPITAFIO

Estos son algunos epitafios encontrados en la Red que han llamado mi atención:

Sólo le pido a Dios que tenga piedad con el alma de este ateo.
Miguel de Unamuno


Que los amigos aplaudan. La comedia se ha acabado.
Ludwig van Beethoven


Aquí yace boca arriba uno que cayó de bruces muchas veces en la vida.
Antonio Espina


Aquí yace Moliere el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y lo hace muy bien.
Moliere


¿Es la vida? Que se ponga
Dedicado a Miguel Gila


Perdone, señora, que no me levante
Groucho Marx

Por fin me quedé en los huesos
Un obeso


Señor, recíbela con la alegría con la que yo te la envío.
Un marido agradecido


Contigo se va la razón de mi existencia. Desde ahora...¡viviré a lo loco!
Un marido agradecido


Aquí yace un estudiante de pluma, letra y labio,que vivió para ser sabio y al final murió ignorante
Cementerio de Granada

Una pausa para la publicidad y vuelvo enseguida
Un locutor de televisión


Yo fui lo que tú eres y tú serás lo que yo soy
Anónimo

Si no viví más fue porque no me dio tiempo.
Marqués de Sade.


Necesité toda una vida para llegar hasta aquí
...
La muerte está tan segura de ganar, que te da toda una vida de ventaja
...
Y colorín, colorado… este cuento se ha acabado



A Manuela se le ha ocurrido el suyo:
Prohibida la entrada a gusanos

A mí éste:

Perdona si me notas ausente

¿Y a ti?

viernes, 18 de abril de 2008

CORTOGENIA 2008


Ayer quedábamos, a las mismas puertas del Cine Capitol, en la glamourosa Gran Vía, sobre una esmerilada alfombra roja, con mi amiga Sara Párbole, minutos antes de que se estrenara en España el aclamado cortometraje "Alumbramiento", de Eduardo Chapero-Jackson, sobre el que ya dediqué una entrada. Con invitación hasta cubrir aforo, y ante un espectáculo desagradable que unos secretas exhibían frente a un deportivo rojo que habían interceptado sobre el mismo asfalto de la Gran Vía, esposando a los ocupantes, esperábamos toda una multitud a que las puertas se abriesen. Ocupamos nuestros asientos y un mediocre presentador inauguraba el festival con cándidas intenciones de parecer simpático. A colación, los autores de los cortos mostraron sus impresiones y, uno de ellos, se ganó a todo el público con una exposición brillantemente conducida. Ya estaba el plato servido; los cinco cortos que se exhibirían, cuatro a concurso y otro invitado, nos los servirían de un tirón. Un gustazo. Sobre todo, cuando recientemente había visionado todos los cortos de ficción nominados a los Goya 2008 (los de animación eran unos trabajos espectaculares) y la impresión que me llevé fue bastante más mediocre que la que me dejó ayer el cine Capitol. La diferencia en el nivel era considerable, lo cual da méritos a este Cortogenia, que celebraba ayer su 9ª edición (perdón porque la imagen que publico sea de la edición de 2007). Éste fue el cartel:


1) "Porque hay cosas que nunca se olvidan": el primer plato fue una delicia, en todo. En la producción afinada y vasta de recursos, en la música (entre otra, sonaba la maravillosa Caruso de Pavarotti), en la sutileza de la comedia, en las virtudes de sus niños protagonistas, en el despertar de las carcajadas del público, en la calidad de los planos, en la utilización de una trama sencilla pero bien aprovechada. El nivel, lo ponía alto este corto que contaba la trama de unos niños napolitanos que juegan a la pelota frente a las paredes de la casa de una vieja cascarrabias que está harta del estrés que los niños le provocan. Los aplausos intensos fueron merecidos. Una joya.


2) "Y todo va bien": personalmente el que menos me gustó. Una treintañera se prepara para un futuro matrimonial mientras a hurtadillas mantiene conversaciones excitantes con un desconocido en un chat. El trabajo de los actores es bastante bueno y consigue eclosionar carcajadas merecidas pero la trama es de lo más grotesca y la moraleja bastante simplona, ésa es mi impresión. Desconocidos nada explosivos en el sexo que cuando consiguen solucionar sus problemas personales se convierten en emuladores de Nueve semanas y media. Flojito.


3) "Epílogo": Desde mi entender, una obra maestra. Perfecta, barata en recursos, de una calidad magistral en todos los planos, una fotografía impresionista en tonos azules y amarillos de alta calidad, todo un trabajo de 7 minutos minuciosamente elaborado a partir de 8 horas de película que suponen un elegante retrato in crescendo sobre la génesis del amor y sus momentos de clímax, a partir de los recuerdos de pareja que han quedado como posos de añoranza, que se traducen en planos de duración corta a modo de flah backs, hasta provocar una catarsis que se desangra con una magnífica exposición de los celos, de la infidelidad, de la hecatombe de una pareja y de la afloración de los más bajos instintos, sin diálogos, con la voz de él en off retratando su miseria. Una obra que estremece, que sobrecoge, un fiel retrato del amor y de la infidelidad y los celos, una obra sencilla, como la define su director, pero en absoluto simple.


4) "Alumbramiento": y llegaba el plato fuerte, el nombre de mi amiga en grandes títulos de crédito en un cine clásico como el Capitol. Me acomodo en el sillón. Intento estar cómodo, pero la intensidad y la carga vital de esta joya, galardonada con tantos premios de renombre, me mantiene en un estado tenso que me pone de lleno en contacto con la muerte, a través de los últimos estertores de una anciana (excelente su trabajo) en la cama, ante su familia que la acompaña en esos últimos momentos. Sara Párbole hace un gran papel como enfermera que a las órdenes de un médico intenta minimizar el sufrimiento de la anciana y, como digo, las sensaciones afloran y el malestar invade a uno de una manera brillantemente conseguida por el director. De una ternura especial es el diálogo que mantiene la nuera con la anciana. Las lágrimas se dejaron caer por el Capitol. Otra joya, otra obra maestra.


5) "Lampa Cu Caciula": sensible y agradable pieza de 23 minutos que nos lleva al periplo que supone para un padre en Rumanía ir a arreglar el televisor para que su hijo vea una peli de Bruce Lee. Toda una odisea para que los rayos catódicos iluminen ese humilde hogar de Rumanía. Muy buen acierto el de presentar esta pieza como obra invitada.



Así que ayer gocé a lo grande a la estela de mi amiga, Sara Párbole.

martes, 15 de abril de 2008

REFLEXIONES EMANADAS DEL LIBRO DE MI MESILLA


Dice Milan Kundera en la maravillosa La insoportable levedad del ser: coincidencia es la ocurrencia de dos sucesos inesperados al mismo tiempo. Llamamos coincidencia a dos sucesos improbables y no dependientes el uno del otro que suceden a la vez. Esta es la casualidad que, por inesperada, nos lleva a pensar que es causal el suceso que se nos presenta, con lo que le atribuimos una importancia exagerada e intentamos buscar una explicación lógica que ficcionamos, para que por más inesperada que sea la casualidad, más importancia otorguemos al suceso hasta el punto de hacer de ello un dogma y establecer explicaciones irreales a lo que nos sucede. Así, uno piensa que la fuerza del amor le llevó a encontrar a su amada, cuando simplemente fueron varias las casualidades que, por no ser esperadas, le llevaron al altar. Intentamos dar a nuestras vidas grandes explicaciones que fundamenten nuestros complejos o nuestros temores, intentamos hacer abismal lo más ínfimo de lo que nos concierne y otorgamos a las cosas un valor del que a menudo carecen. Intentamos dar un peso a la levedad que nos es inherente y nos aferramos más a una carga que a una pasajera brisa tenue, nos engañamos. Buscamos el apego innecesario y nos cargamos a nuestras espaldas de pesadas materias superfluas, buscamos lo que no tenemos, y ocurre que nos equivocamos. Pero ocurre que solemos no darnos cuenta de estos errores porque nuestras verdades iniciales son dogmas y a ellos nos debemos. Ocurre también que renegamos de los gratos momentos de la levedad y nos aferramos a una quimera.

OCURRE QUE... SE AMPLÍA EL PLAZO DEL CONCURSO "MÓNTATE UN RELATO (1ª EDICIÓN)"

Ocurre que hoy terminaba el plazo para el concurso "Móntate un relato (1ª Edición)".
Ocurre que tenemos varias joyas a la espera de ser publicadas.
Ocurre que no son tantas, que son buenas, pero que no son tantas. Sería deleitarnos en este concurso si ocurriese que fueran más los relatos enviados.
Ocurre que tenemos nuestros tomatazos dispuestos para ser disparados.
Y ocurre que ha habido quienes, por falta de tiempo, no nos han podido enviar sus propuestas.
Ocurre que Abismo me ha dado una pista cuando me desgañitaba corriendo sobre la cinta en el gimnasio. Acalorado y sudoroso, solicité la ayuda de mi pseudo psicoanalista particular, y bajo nuestro código particular, Abismo me sugirió que ampliase el plazo del concurso y yo, deseoso de terminar sobre esa agonizante cinta, y de resolver mi duda, he decidido ampliar el plazo de la recepción de microrrelatos hasta las 24:oo hs. del día 6 de mayo, momento en el que aprovecharé para felicitar a mi madre por su 52 cumpleaños, y momento tras el cual provocaremos una explosiva sangría de tomatazos apelmazados contra cada uno de los relatos. Hasta entonces, no dudéis en animaros porque ocurre que tú puedes ser el próximo que resulte masacrado por la lluvia roja de tomates alocadamente disparados. Os espero.
Recuerda, en las etiquetas lo encuentras, acude a la foto, la palabra obligada, la prohibida. Envíalo a midireesesta@gmail.com. Grandes momentos de inspiración están a la caza de embriagaros.

domingo, 13 de abril de 2008

EL SOL QUE TODOS LLEVAMOS


Me preguntaba a mí mismo cómo había llegado a similar estado. Me había levantado de la cama contrariado, agitado por la vehemencia con que había sorteado la noche anterior, con una infinidad de dudas tambaleando en mi interior, me levantaba cansado. El reloj marcaba una hora que no entendía. No sabía si la hora que marcaba era am o pm. Tenía un día largo de obligaciones y apenas me apetecía quedarme tirado en la cama, deslucidando los hachazos que las dudas me sesgaban. Era algo agitador levantarse en similar estado de incertidumbre venenosa, cuando apenas entendía quién era yo y por qué tenía que enfrascarme tras una careta para dar los buenos días a quien compartiese mi particular sinsentido en esta vida. Ninguna ilusión me ayudaba a tirar del carro que me tenía apretado a la cama. El sol, que entraba por los agujeros de la persiana, me resultaba violento y cegador. Sentía frío y pereza. Deseaba no estar, anhelaba soportar este martirio, pero las dudas me inquietaban y mis fuerzas laguidecían... Cerré los ojos.




Las imágenes de mi infancia se sucedían a ritmo de coloridas escenas de ternura y amistad, compartidas en las alquitranadas aceras del barrio donde jugábamos descaradamente a todo lo que se nos ocurriera. Los prejuicios vivían ausentes entre esos momentos en que nos desinhibíamos con el calor de las sonrisas que nos brindábamos, ajenos de pensamientos malévolos que ahora, pensando en ellos, me precipitaban a abrir los ojos para dudar de todo, absolutamente todo. Mis sentimientos afloraban como si de un erizo molesto me tratase. La vida me daba vueltas. Navegaba por un mar encrespado de tiburones a la caza de un manjar afligido como el mío. Todo me violentaba, los vientos se huracanaban...




Entonces me desperté. No tenía frío, el día estaba nublado pero me encontraba descansado. Me sentía enérgico y vital. Recordé lo que había soñado. Ahora estaba en otro estado. Eran las 10 am, era domingo. Pensé que era buen día para ir al Rastro. Pero decidí que me llevaría conmigo este sueño, para no olvidarme de que cuando los días están nublados, el sol habrá que buscarlo dentro. Creo que es el momento.

martes, 8 de abril de 2008

FE DE ERRATAS (O EL RETORNO DE LOS RELATOS DE LA SER)

Me lo dijo mi amigo Lowon, entre botellines, risas y toros de fondo que ninguneábamos:


- Los relatos de la Ser son de cien palabras sin contar la frase inicial -entonando el final de la frase, como acostumbra a hacer.


- ¡Ah! -exclamé con gesto abobado.



Pasaron unos días. Y me ilusioné de nuevo comprobando que un genial compañero de la blogosfera, llamado Apóstata, quedaba entre los finalistas.





Tenía que hacer una entrada pidiendo toda disculpa a un concurso de semejante valor institucional, aunque hubiera sido de buen agrado un correo que alertase de nuestro error, lo cual no exime de reconocer que nos excedimos vilipendiándoles, por lo que he decidido enviar un relato para esta semana. Quizás varios. De momento, sólo he escrito uno. Debe empezar por la frase "Aquel niño era yo". Recordar: máximo 100 palabras, SIN CONTAR LA FRASE OBLIGATORIA. Así que Karen, Blasfuemia, Martona..., etc, etc, todos los que nos habíamos creído esto..., si os apetece, nos volvemos a comer el tarro. Aquí va éste:






Título: Redescubrimiento.






Aquel niño era yo, el mismo día en que tu destino cambió. El de los pantalones cortos y la cabeza gacha. El niño que acababa de recibir una bronca de tu padre como un jarrón de agua helada. Aquel niño era yo, a quien no recompensaban por haberte ayudado para no morir ahogado. Aquel niño, el de la foto, era yo, el mismo niño que te ahorró de haber sido arrastrado por esa corriente mortífera de horror el día en que te encontramos en el río. Aquel niño era yo. Mi padre te secuestró. Desde ese día, nos obligaron a ser hermanos.
Añado otro relato. Sin título:
Aquel niño era yo. Jovial y alocado, ése era yo. El que disfutaba jugando al escondite o haciendo gamberradas, ése era yo. Yo, el que era, el que no seré. ¿Yo?. Aquel era yo. Ahora no sé quien soy y no hay nada que sepa, sólo sé que las marras que me atan a esta cama me desgarran lo único que de mí queda. Yo, que era un niño alegre, ahora me tienen por un loco. Yo, el que era. Ya no sé lo que queda de mí.

jueves, 3 de abril de 2008

UN CADÁVER EXQUISITO (O EL CADÁVER DE LAS AMEBAS)


Continuando con una brillante idea de Ohnenick que Blasfuemia ha popularizado, si no me equivoco, basada en la elaboración de un relato encadenado por varios autores, a modo de excelente cadáver exquisito, y para quien quiera ponerse al día que pinche aquí , me pasaron el cadáver a mí, lo cual es un orgullo, y he aquí mi contribución. Aprovecho para saludar a todos los que lo están construyendo, porque es un gusto haber leído lo que han escrito.



...Los problemas parecían apilarse todos de golpe. La apariencia al exterior parecía la misma, pero el conglomerado de inquietudes se instalaba en el pecho de Lola amenazando con abandonar. Y encima Lucía se había escapado del psiquiátrico. Se añadía a esto el encuentro con Bárbara, que se presentaba fatal, auspiciándose bajo una fría relación en el entorno del espionaje científico a nivel internacional. Y Lola sabía todo de ella. Era una auténtica heroína, una mujer implacable, voraz, que estaba al tanto de los movimientos de la despampanante Bárbara, quien trabajaba para los servicios secretos rusos. Pero los americanos querían ganar la carrera. Y la situación provocada por la trama de las amebas llevaba a los servicios secretos de la CIA a querer estar al tanto del enrevesado cariz que estaba tomando esta trama. Y Lola, que en su profesionalidad había llegado a infiltrarse en la Facultad de Físicas como profesora, o como doctora en un psiquiátrico después, que incluso se llegó a entrometer en las oficinas de la Facultad para conocer a Lucía, y cuyos tres doctorados no escondían sus campechanas relaciones con los de su entorno, cuando ni siquiera el vigilante del edificio donde vivía sospechaba nada, absolutamente, desempeñaba una labor crucial a la hora de desenmascarar esta trama de las amebas que se había elaborado concienzudamente y cuyo único fin era hacer efectivo el más destructivo de todos los terrorismos internacionales.






Lola, la poderosa y brillante mujer espía de radiantes ojos verdes, sabía por qué le decía eso Bárbara. La conocía demasiado. Por eso, no dudó en llamar a Diego. Bueno, ya se sabe, éste es un nombre en clave. Y clave sería la llamada a Diego, pensaba Lola.
¿A quién le tengo que pasar la bola?. Le paso el cadáver a Errante.