Un viernes de junio de 2006, en torno a las 19:00 pm, suena mi móvil. Es Manuela.
- ¿Qué ocurre? -pregunto al cogerlo.
- ¿Te animarías a hacer un papel en la obra de teatro?. Un compañero nos ha dejado tirados.
- ¿Un papel?, ¿para la obra de mañana? Ni hablar, imposible.
- Vale, pues nada, hasta luego.
Y cuelga.
Continúo jugando al ajedrez por la red.
Decido enrrocarme ante la seria amenaza de un alfil contrario y el remordimiento me abruma. ¿Se han quedado sin un actor para la obra de mañana? -la duda me inquieta-. Me toca mover, decido entrar al ataque. Pensar en Manuela es en estos momentos algo inevitable. Amenazo con llevarme un caballo y avanzo un peón. No aguanto más, no termino de concentrarme. Decido llamarla.
- ¿Manuela?
- Dime.
- ¿Ha vuelto ya el compañero?, ¿habéis solucionado el problema? -pregunto absurdamente.
- Seguimos igual, hombre.
- Mmmm... -¿qué hago?, me pregunto.
- ¿Qué?
- Que no sé qué hacer.
Ella se calla.
- Que me da pena que...
Me interrumpe.
- ¿Vas a venir o qué? -me inquiere.
Me hacen jaque en ese mismo momento, un jaque a dos bandas.
- Esperarme -le digo, y abandono la partida, disponiéndome al envite que me hacía mi compañera.
Y cuelgo.
A los diez minutos me presento en "Gruñidos Salvajes", la asociación en donde Manuela practica teatro. Todos están reunidos, apenas conozco a unos cuantos de vista. Alde, la profesora, me presenta. Me cuentan un poco de qué va la obra, es un cabaret, mañana lo exhibiremos en la plaza de la Chimenea, en Puerta de Toledo, quieren que yo haga de Jasón (la tragicomedia de Jasón y Medea), me quieren ver interpretando a un personaje varonil, rudo pero con garbo, galán, con presencia. Me imagino a Kirk Douglas en el papel de Espartaco, mientras echo una ojeada a un texto que me resulta complicado de memorizar y en sí mismo limitado:
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"La contemplaba desde mi cama con absoluta admiración, toda la que se merece un ser tan especial. Se deslizaba ante mí con una arcaica y frágil danza volátil. Tuve un momento de reparo hacia ella. Y cuando la tuve verdaderamente cerca... me hice débil y sentí temor".
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Me tengo que desplomar literalmente al suelo con Medea, a la que cojo a caballo. Hacemos un ensayo, con el texto en la mano. "Ya lo repetiremos", me dice Alde, y añade: "pero ahora, hay que darte otra sorpresa: el actor al que sustituyes hacía otro papel". "¿Otro?", pregunto con un tono trémulo, pensando en decir que hasta ahí podíamos llegar, que ni hablar, que con un papel bastaba, y sin querer añado "¿Cuál?". Me lo explican, me siento ridículo, me resigno a lo que suceda, me entrego, así se sucedieron los acontecimientos. Tengo que hacer de jefazo prepotente que se fija en su secretaria con una voraz mirada de deseo carnal hasta finalmente abalanzarse sobre su trasero y ejercitar unos movimientos obscenos acompañados de unos gestos cuanto más lascivos mejor. Y además, tengo que sentenciar: "¡Manteniendo a tu familia con energía durante toda la mañana", en la representación casposa de un spot publicitario de cereales rejuvenecedores. ¡Qué fuerte!, me digo. "¡Venga, va!".
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E hicimos nuestro primer ensayo, con las carcajadas medio contenidas de Manuela escuchándose como en eco. El feeling con actores y actrices, a la voz de Alde, una profesora que recomiendo con mayúsculas a todo el que quiera iniciarse en el teatro, y la pérdida del sentido del ridículo, retroalimentándose, me animaron a que el sábado por la tarde nos presentásemos, Manuela y yo, completamente de negro, como dos escarabajos incómodos preparados para un baile imprevisible y desnudo, ante un numeroso gentío que disfrutaba con las litronas y el buen tiempo, sobre un estival césped que rebosaba ese día de un clima un tanto especial.
......
Cuando llegó mi momento... me quedé en blanco. Durante unos eternos segundos, pensé: "Me he quedado en blanco". El silencio fue histriónico, se ganó la atención del público. Y entonces las palabras fluyeron con verbosidad, incluso con una voz grave, segura. El público, en un pañuelo. Mis compañeros, espléndidos. Manuela bordó su papel. Eclosionaron risas entre el público y nos ganamos los aplausos continuados de todo el que por allí se pasó. Después vinieron las copas, las risas, la noche cálida, las hogueras de San Juan. Lo pasamos en grande y surgieron conversaciones y amistades espontáneas al sabor del ron añejo. Nunca me habría arrepentido de no haber rechazado esa proposición que me hizo Manuela.
Momento actual. Alguien llama a mi puerta. Es Manuela, no sé qué querrá. Abro la puerta y entra acaloradamente.
- ¿Vienes? -me inquiere.
- ¿Qué hora es? -le replico-.
- Menos diez, tenemos que ir yendo -me impone.
Fluye por mi interior una duda y encuentro la calma no yendo.
- Creo que no voy a ir -dejo entrever mi duda-.
- ¿No vas a venir? -me pregunta-. Tú te lo pierdes.
Coge las llaves disponiendo a irse. Finalmente, me animo:
- Espera -mientras me ato los cordones para salir con ella-
Llegamos puntuales. Allí están Reyes, Marisol y Alde. Más tarde llega Álvaro. Alde me da la bienvenida, parece contenta de volvernos a ver. El martes comencé las clases de teatro. Dudé mucho sobre si ir o no, como el día en que me ofrecieron el papel repentino. Ahora pienso que lo que más pereza suele darte es lo que mayores satisfacciones te acaba reportando. Espero vencer toda futura pereza que me intente frenar mientras avanzo por el sorprendente camino de la vida. Os invito a que venzáis todo freno injustificado llamado pereza y a que paséis unos efervescentes momentos en estos días festivos, besos.
11 comentarios:
Antiguo pecado capital, casi obsoleto según la iglesia, pero que es de los más peligrosos, porque nos impiden vivir y ser felices.
Enhorabuena por tu blog, es la primera vez que te leo, pero me daré una vuelta por aquí a menudo.
Que pereza nos da todo lo que desconocemos.No sera mas bien miedo?. Miedo a encontrarnos con que quizas nos limitamos, por comodidad.
molts de petonicos.
Prado de luna: bienvenido. Es la Iglesia la que está realmente obsoleta. Y ahora se intenta rejuvenecer reclasificando los pecados capitales. Menuda gracia me hace esto. Un placer que te pasees por aquí.
Martona: la pereza y el miedo van de la mano. El miedo al miedo, al cambio, siempre irracional, siempre limitando. Petonets.
Suele darnos miedo lo desconocido, cuando muchas veces lo que debería asustarnos es lo conocido...
Enhorabuena por tu decisión, Abismo. Te deseo que te reporte muchas satisfacciones.
Un beso y buen sábado. :)
Felicitaciones por el éxito en el teatro y las clases, obvio que lo primero es aceptar haer el rídiculo, no me creería capaz...
Y como te fue con el personaje del jefazo???
Me encanta el poder de Manuela, así sin demasiada insistencia, o en absoluto...
Eso si que es ser compañero y dar una mano cuando te la piden,dejar lo que estàs comodamente haciendo por algo que ni se te pasaba hacer.Me gustò mucho tu post.No es dar y recibir siempre, pero en este caso creo que recibiste y mucho.Un beso
Mandarina: el miedo al miedo, el miedo a lo desconocido, el miedo irracional. Nos imaginamos las cosas antes de saber cómo serán. Y cuando creemos que las cosas serán de una manera, las ninguneamos, sin parar a pensar que, en el fondo, todo es imprevisible. Muchos besos, mandarina, buena semana.
Karen: lo mejor es dejarse llevar y olvidar el concepto del ridículo. Así lo hice. Lo del personaje de jefazo es lo que más apuro me daba, pero también me dejé llevar y saqué de mí un personaje que no era yo pero que levantaba las risas entre el público, así que me vi más cómodo de lo que pensaba. Manuela y los suyos consiguieron su propósito porque me pareció que pasaban por un apuro al quedarse sin un compañero. En otra circunstancia, les hubiera resultado más difícil conseguirme.
Fiorella: tú lo has dicho, las relaciones sociales no son matemáticas. No es dar para recibir siempre, con ese objetivo, como dices, pero es verdad que dando a veces se sorprende uno con lo inesperado de lo que recibe. Me gusta tu atisbo en plan filosófico. Muchos besos, fiorella.
Y la mujer, elocuentemente, dejó a un lado la fregona y le mandó a tomar por el..., por el eso. Hasta pronto.
Halaaaa que fuerte Abismo, clases de teatro!! Jolines que divertido madre mía. Me alegro de que no te ganara la pereza la partida. Pereza es lo que a mi me daba estos días para salir de la posada con el temporal rugiendo afuera, uf, pero hay que salir, siempre hay que salir a vivir.
Oye estás absolutamente pillado con el tema de los relatos, eso que propones está fenomenal, para quien se atreva.
Besitos perezosos y teatrerillos de una actriz frustrada :P
Cyllan: el contrincante amenazaba con un jaque; la pereza, con un mate. Creo que me salió bien la jugada... Uno desearía más fotos de los Pirineos...Ya te atreviste, ¿ves qué fácil?... Desconocía esa faceta tuya, ¿por qué frustrada? si te puedes apuntar a un paso de tu plaza. Muchos besos desde el calor, o las llamas, que a veces brinda Madrid cuando uno vuelve a ella.
De los Pirineos? Jajaja, turris. Era de Picos de Europa. No creo que haga una presentación con ellas, no sé si hay material suficiente.
Y sí, me atreví no sé como, es que me salió de repente al ver la foto. Falta mucho para el día 15 tiote, que larga espera uf.
Bueno, un fallo geográfico. Me alegré de que participases. A ver si se anima más gente, que de momento somos pocos. Muchos besos, Cyllan.
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