viernes, 16 de abril de 2010

EXTRAÑOS EN EL PLANETA


En el lugar más recóndito del planeta. Allá donde la mano del hombre nunca había llegado. Y en la única curva de un rectilíneo y larguísimo camino, donde nacía una secoya, allá donde los casi inexistentes mapas indicaban un punto desconocido… los dos individuos más solitarios de la faz de la Tierra se encontraron. Se miraron e intentaron comprenderse, se tocaron intentando reconocerse. Pero no hablaban la misma lengua y se sentían extraños. Y no dejaban de observarse. No eran si no dos desconocidos unidos por los mismos conocimientos, los que versaban sobre la decadencia de todo.
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En sus manos reconoció el abandono y la soledad, leyó en ellas que él también había llorado, se acordó de cuando él mismo lo hizo al sufrir el accidente su hijo, entendió que él también había estado atemorizado largas noches en vela, esperando que sucediese lo imposible, esperando que volvieran, olvidándosele el valor de la palabra adiós. Fue un momento de desastre que él también vivió. Él también habría estado escondido en un refugio nuclear, probablemente la misma burbuja que se escondía bajo el mar, probablemente fuera un viejo que ofrecía paz desde un barco pesquero, como lo hacía él en alta mar, a los peces, los únicos que le escuchaban. Las mismas desgracias les habrían hecho coincidir en el tiempo. Se dio cuenta de que ya no era el único superviviente del planeta.
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Y le agarró las dos manos. Ahora reconoció el latir de su corazón y se dio cuenta de que no estaba solo y de que en realidad no era él, sino él mismo, frente a un espejo. ¿O no? Se quedó pensando. Por un momento, se sintió confundido. La historia pudo ser de otra manera.
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Pero entonces sintió que era una mujer y que era guapísima. La destapó el velo y, efectivamente, se mostró una mujer que consumaba la belleza suprema. Es aquí donde empezó nuestra historia, la que nunca nos han contado. Este es el verdadero inicio de la que llaman ya la era postnuclear. El próximo día veremos el desarrollo de esta curiosa civilización.

martes, 6 de abril de 2010

RADIOPIEZAS: EL RETORNO AL ETERNO ENTORNO

CONTROL: FX sonido de mar y pájaros, vacacional (PP a fondo)

LOCUTOR: Ramón disfrutaba de unas soleadas vacaciones en una isla remota. Había decidido irse allí solo, con la intención de aislarse del ruido atormentado y distorsionado de la ciudad. El lugar estaba lleno de turistas de diferentes países del mundo, ávidos todos de nuevas experiencias.

CONTROL: FX sonido de bar, gentío

LOCUTOR: En el extremo norte de la única playa, había una cantina, un oscuro lugar en el que la alegría lo invadía todo. Ramón se sentía cómodo entre tanto desconocido, deseoso de vivenciar el verano como la última gota de agua. Charlaban, chapurreando en uno u otro idioma, sobre las insensateces y los elogios de la vida misma.

TURISTA DESCONOCIDO: Pienso que el día en que me muera, querré hacerlo en un sitio como éste, charlando con alguien como tú, cabal y amante de la vida al mismo tiempo.

RAMÓN: Quiero que el tiempo se detenga y que lo que viva para siempre sea siempre este momento, eternamente, porque tú, desconocido para mí, eres como un oasis para el desierto de mi alma.

TURISTA DESCONOCIDO: ¡Otra cerveza, por favor! Aunque primero, te voy a confesar un secreto. Antes de llegar aquí, trabajaba en una mina, en Offenburg. Catorce horas bajo tierra vigilando el sistema de seguridad. No hablaba con nadie, no veía a nadie. 30 años de mi vida así, de esta manera. Aunque por fin, renuncié a esa esclavitud y me vine a esta isla, a comer cocos y pescado, y también, de vez en cuando, a ser invitado a una cerveza por alguien como tú. Para ello… tuve que matar a alguien.

RAMÓN: Mmm (manifiesta asombro)

CONTROL: FX reber de flash back
FX Sonido de maquinaria (PP a fondo)

TURISTA DESCONOCIDO: Me quedaban diez años para jubilarme. No tenía más opciones. Ya no aguantaba más de aquella manera. Un compañero me ofreció un plan. Matar a nuestro jefe. La mujer de mi compañero trabajaba en una compañía de seguros y averiguó que nuestro jefe no tenía asignados los beneficiarios en su seguro. Fue un montaje que llevamos a cabo entre los tres. Yo ejecuté el plan, con un fármaco que no se detectaba en ningún análisis forense. Y aquí hemos acabado, ella y yo, perdidos en esta isla. Esta noche la conocerás.

CONTROL: CD música playera, discotequera
FX sonido ambiente, gentío (PP a fondo)

TURISTA DESCONOCIDO: ¡Mira! Aquella mujerona es Isabella, te va a encantar. ¡Ven!

CONTROL: FX sonido ambiente, gentío (ráfaga)

ISABELLA: ¡Hola! Mi nombre es Isabella.
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RAMÓN: ¡Hola! Yo soy Ramón.
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ISABELLA: ¿Estás a gusto aquí? ¡Estoy muy desencantada! Este sitio está lleno de impresentables. Deberíamos hacer algo y marchar a otro lugar. Os propongo un plan.
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RAMÓN: ¿A quién hay que matar?
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ISABELLA: ¿Cómo?
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TURISTA DESCONOCIDO: No, verás. Es que Ramón es militar. Bueno, lo era. Y entiende los planes como acciones militares, ya le enseño yo que somos pacíficos.
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ISABELLA: Pues déjate de rollos. Hay que matar a alguien, por supuesto. Al dueño de esta miserable cantina. No me digáis que no me vais a ayudar.

CONTROL: FX sonido de mar y pájaros, vacacional (PP a fondo)

LOCUTOR: A la mañana siguiente no había nadie en la isla. Ramón despertó y no encontró a nadie por los alrededores. La playa era un paraíso carente de humanidad. Apenas los pájaros y las palmeras aportaban un tono alegre al paisaje. La cantina era un recinto desolado invadido por la resaca y el silencio. Ramón quería saber qué había pasado la noche anterior. Y encontró una pista. En la playa, junto a la orilla, maniatado, el cadáver del dueño de la cantina, junto a una nota: “Retorno a por mi eterno entorno”

CONTROL: FX sonido de mar y pájaros, vacacional (ráfaga a fondo)

LOCUTOR: Se sintió solo, muy solo, en el interior de una burbuja apartada del estrés urbano, aunque invadida por la agonía de sentirse atrapado y sin salida. No encontraba respuesta. El tiempo se la tenía que dar. Decidió sentarse junto al cadáver. E intentó descifrar la nota. Fue el momento en que las fuerzas de seguridad navales arribaron en la playa.

CONTROL: FX Sonido de pitido de barco.
FX Sonido de esposas poniéndose.

LOCUTOR: Ramón fue detenido como máximo sospechoso.

CONTROL: FX martillazo del juez.

LOCUTOR: Y fue condenado a la peña de diez años y un día por el homicidio en grado de tentativa del cantinero de la isla.
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CONTROL: FX Portazo de celda que se cierra.
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LOCUTOR: En la celda, tenía una visita, alguien a quien no esperaba.
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TURISTA DESCONOCIDO: ¿Tú por aquí?
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RAMÓN. ¿Qué haces aquí?, ¿qué te pasó?
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TURISTA DESCONOCIDO: Isabella nos engañó. Durante toda nuestra odisea me demostró su amor. Me prometió lo que ninguna mujer había intentado nunca conmigo. Me amó como una diosa y me acompañó como un perro. Pero ocurrió que la noche en que te la presenté, se le cruzaron los cables y se tiró al dueño de la cantina. Después de estar follando en el baño, el cantinero salió ilusionado y empezó a hacer comentarios machistas sobre ella. Eso la encendió. Así que nos propuso un plan, aunque, en realidad, el plan ya lo había montado ella. Echó el famoso fármaco en nuestros vasos, en el mío y en el tuyo, y consiguió que cayéramos redondos. También en el del cantinero, aunque diez veces la dosis. Directamente, lo mandó al otro barrio. Al resto de los turistas les ofreció cerveza y los llevó a otra isla. No tengo ni remota idea de dónde puede parar.
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RAMÓN: Encontré el cadáver del cantinero. Había una nota junto a él. Decía que retornaba hacia su eterno entorno.
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TURISTA DESCONOCIDO: ¿Su hogar?, ¿su marido? Ya lo entiendo todo. No le mató. Fue todo una farsa. Siempre hablaba de ese retorno. Nos engañó como a los peleles. Nunca debí creerla.
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RAMÓN: Pero, ¿nos creerá la policía?
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TURISTA DESCONOCIDO: Olvídate. Era muy lista. Con toda seguridad, dejó todo atado. No creo que haya una sola prueba a nuestro favor.
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CONTROL: CD música cómica.