martes, 17 de junio de 2008

PROYECTO ZABALETA: ADIÓS PROVISIONAL A UNA FLOR QUE FLORECERÁ


Ocurre que es cierto que con el blog me he ido animando a continuar esa vieja novela ya que me dio por comenzar a escribir allá por octubre de 2006, cuando disfrutaba del tiempo ocioso que te permite el trabajar, como estuve haciendo durante el turno de la tarde, en una biblioteca tranquila, durante los meses de verano en los que disfrutaba del placer de la lectura en torno a un botín de literatura que nunca había tenido tan accesible y sugerente. Añorado verano, simplemente distinto. El caso es que el proyecto ése de novela sucumbe y renace como una flor que no termina de florecer, mientras me dio por publicar los dos primeros capítulos, como si fueran ya definitivos, cuando la flor no terminaba de mostrar su belleza y no es más que un espectro de nada, algo que me ha dado otra vez por dar forma y que quizás lo mejor es que contase, con el sencillo ánimo de que se entienda lo ya publicado y con la idea expresa de publicar cuando ya sea algo definitivo, como una flor, no por bella, que todas lo son, y sí por acabada.


Lo que quiero decir es que contaré la idea del proyecto y continuaré entregándome a él, intentando no abandonarme mucho del blog, que tanto me va, pero no volviendo a publicar nada hasta que el proyecto no se redondee. De momento, como digo, para que se entienda lo publicado, contaré de qué va el proyecto.



Un joven de cuarenta y tres años llamado Zabaleta acude a su antiguo psicoanalista, después de casi cinco años sin saber el uno del otro. Las conversaciones que mantienen en la consulta precipitan el mundo del psicoanalista hasta el punto de no creer en la vida que lleva. La historia que le cuenta Zabaleta es crucial para que el doctor llegue a novelar esta historia en la que se mezcla el sexo con Vanesa, el amor con Camila, los mundos internos y psicotrópicos en los que se envuelve el protagonista con la coherencia de un personaje que va a suscitar un cambio radical en la vida de quien escribe la historia, en un flash back continuo que se mueve entre el momento actual y el pasado, en una causalidad perpetua que da forma a la vida de los personajes, quienes se necesitan los unos a los otros. El mismo Doctor Varela es el mismo que firma la novela y el que nos lleva a saber qué fue de todos los personajes que aparecieron con sus pequeñas locuras por la novela.


Cerrando el tag éste (provisionalmente) de "Proyecto Zabaleta", sí voy a publicar lo último en lo que me he estado dedicando, lo último que llevo escrito, después de 130 páginas de word, para el que no se haya aburrido ya con este proyecto y haya dejado de seguir leyendo. Volveré al blog en otros menesteres.





Se produjo un silencio en la conversación. Zabaleta no acertaba a expresarse de la manera que le convenía porque aún no sabía lo que realmente le convenía. No tenía nada claro qué hacer, aunque la excitación no le abandonaba y la sugerencia tornaba a ser una fantasiosa proposición en otros momentos deseada y que ahora bruscamente se le presentaba de una forma lógica y con calma, con cordura, como un instrumento para alcanzar el umbral de lo que su imaginación recreaba de una forma tan pertinaz. Y toda aquella proposición brotaba de los labios de la vallisoletana como si fueran ríos dorados de seducción y fantasía, ríos cálidos, coloridos, efervescentes, con el trasfondo de aquella cafetería infame de los suburbios de Almería, donde se cocinaba un ambiente de fritanga desde tan tempranas horas y cuando el reloj les permitía plantear la cuestión con sabiduría, con tacto, en el ardid que hilvanarían minuciosamente, sin intenciones de precipitarse hacia ningún desequilibrio fatal, haciéndose eco de las suaves palabras de esta bella y morena de ojos pardos que le sugerían el goce infinito que se esconde tras el juego del sexo entendido como un juego inocuo, ocioso, socializador y dócil. El café templado sabía a gloria y aderezaba su pulsión hacia lo oculto, hacia la seducción de la vallisoletana, tan templada en su exposición, con un planteamiento tan cabal. Y se olvidaba de Camila al mismo tiempo que creía ser inteligente para elaborar la trama y engullir el goloso pastel que minuciosamente se estaba cocinando.

- Convences, Vanesa, convences – le dijo.
- Mmm, ¡claro!...Ramón… -y ella le cogió suavemente de la mano sonriéndole como si fuese una hermana mayor que intentase llevar a su hermanito hacia el conocimiento de un nuevo peligro.
- Pero, por favor, hagamos las cosas bien, no lleves a ningún niñato, sólo gente adulta, consigamos nuestro objetivo pero no mezclemos a personas que no piensan de la misma manera y que no creen en lo que estamos haciendo, por favor te lo pido.
- Tranquilo, Ramón, estate tranquilo, de verdad, todos los que vamos estamos plenamente convencidos de lo que hacemos, de verdad te lo digo. Créeme.


Vanesa se levantó de su banqueta y la tomó con una mano para colocarla junto a la de Zabaleta. Pensó rápidamente que no deberían verle con él en aquella cafetería, por si Camila pudiese recabar en aquel lugar el mismo viernes de la fiesta. Así que le dijo:

- ¿Nos vamos?
- ¿Adónde?
- Vamos a otro lugar, vente.


Y se marcharon hacia un parque solitario, junto a una farola doblada, bajo la atenta mirada de un perro sin dueño, besándose con la entrega que se adivina cuando los niños se aventuran conforme van abriendo las puertas de la vida, cuando el ruido de la suave brisa arrastrando las hojas de los árboles y de algún periódico abandonado era lo único que se escuchaba. Olía a césped recién cortado y ese aroma sugería a Zabaleta escenas de parques junto a alguna bella chica incomprendida ante los avatares de la vida, junto a una "litrona" o sin ella, pero casi siempre bajo el humo del hachís, el que ahora le encantaría disponer, escenas en las que ese olor lo invadía todo y que anunciaba la llegada de un verano en el que el sexo aparecía por todos los lugares, apoderándose hasta de los escaparates de las tiendas. Reminiscencias de su pasado galán junto a variadas chicas jovencitas de las que no recordaría sus nombres, en los cientos de parques que habría pisado.




Vanesa era toda seducción, tenía un fuerte poder de convicción. Y le tenía atrapado entre sus fauces y él era títere de su elaborado y concienzudo plan de llevar la situación hasta los límites de lo inimaginable para abducirle con la idea de un fantasioso lugar en el que hubiera una concienzuda falta de cordura o, mejor dicho, hacia un lugar en el que reinase una sugerente ausencia de todo temor irracional e infundado, que ahora creía él retener en su totalidad, para controlar la situación con sabiduría, pensando que la misma vida no era más que eso, que un breve pero intenso trayecto en el que la comodidad y los placeres de la ruta se disfrutarían sin escatimar nada que fuese más preciado que el simple tiempo, el paso de la vida, ese mechero que fenece lentamente mientras aviva con su calor todo lo que pasa por delante de él, todo aquello que únicamente ocurre una vez o no ocurre nunca, dispuesto como estaba a venir el viernes a ese colegio perdido de ese desierto olvidado, con Camila, en su coche.



Después le llevó Vanesa en su coche hacia Almería. Se despidieron en una parada de autobús que hacía la ruta del colegio y que le llevaría hasta un lugar céntrico de la ciudad, cerca de la tienda en la que trabajaba Camila. Él continuaría asistiendo a esas clases, el viernes era la excusa perfecta. Se despidieron sabiendo lo que hacían.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos dejas un buen legado, es la primera vez que visito tu blog derrochas buen gusto,preciosas fotografías, e imaginación, recibe un cordial saludo.

Abismo Ínfimo dijo...

Muchas gracias, naturline, cierto es que tengo el blog un poco abandonado y me animo a continuar cuando leo palabras como las tuyas, aunque ahora me desfogue en otros menesteres. Por cierto, ¿representas a la empresa a la que linkeas?. Un abrazo.

Maribel dijo...

Escribes muy bien.

Me encantan los simios, odio el plagio pero creo que copiaré y pegaré todas las fotos de simios que pongas en tu blog(porque las quiero para mi, es así de sencillo, me gustan tanto...).

Supongo que puedo...

Abismo Ínfimo dijo...

Maribel: No solo puedes, sino que me alegro de que te apetezcan esas fotos. Podría colgar más, también te las puedo enviar. Me alegro por tus palabras. Y bienvenida glamourosa para ti.

Maribel dijo...

Hola,

Ya que te ofreces, puedes enviarme todas las fotos de simios que tengas, tanto si son tuyas como de otros.
Tengo una especie de fijación/atención con estas fotos, especialmente con los gorilas.Debe ser algún trauma infantil...

GRACIAS

Abismo Ínfimo dijo...

Ya te he enviado algunas