lunes, 11 de mayo de 2009

DE CUANDO TOMÓ CONCIENCIA DE SÍ MISMA, FRENTE AL ATOMIUM


Una de mis mejores amigas me contó lo que le sucedió un lunes de enero, en Bruselas, el día en que tomó conciencia de sí misma. Se encontraba contemplando la maravillosa y enorme estructura del Atomium, cuando su cabeza se reorganizó suavemente y llegó a comprenderlo todo. Sucedió durante una mañana en la que nada de lo demás le importaba en absoluto. Sólo quería pensar en la noche del sábado, llena de altas pasiones, de lujuria, de descarnada irradiación de sentimientos, de juegos prohibidos. Entendió que el orden y la estabilidad del átomo no se reñían con la multiforme pasión, llena de tonalidades y descaradamente atractiva. Tomó conciencia de sí misma cuando aunó la estabilidad del átomo con las disparatadas formas que la pasión podía adquirir, y comprendió que había alcanzado un estadio superior.
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Se marchó de allí feliz, con un paso aún más firme. Sabía que había alcanzado un nuevo escalón en la pendiente de la vida. Las sensaciones extremas a las que había llegado le otorgaban credibilidad a todo. Todo tenía sentido ese lunes, cuando unos días antes todo carecía de ello. Por la noche, volvería a Madrid con la sensación de haber aprendido mucho con su viaje. Su compañero había vuelto un día antes. Cuando le encontró, se sintió más cerca de él. Comprendió que no había nada que esconderle, que vivirían juntamente las mismas emociones, que se habían unido en la incansable búsqueda de la felicidad. Ya no había nada que temer.

2 comentarios:

Cyllan dijo...

Jolines no me acabo de enterar de si su pareja que ve en Madrid estaba con ella en Bruselas o no. Y me parece un dato importante. Pero también es divertido pensar en la moraleja, por llamarlo de alguna manera, de tu historia desde dos puntos de vista tan diferentes. De ambas formas tiene un sentido ;)
Besitos.

Abismo Ínfimo dijo...

Importante dato. Aunque no quede claro en el texto, sólo se entiende todo si de verdad, tal y como ocurrió, compartieron juntos la experiencia en Bruselas. Me alegra tu anotación. Muchos besos, Cyllan.