viernes, 2 de octubre de 2009

AMORES IMPOSIBLES


Una mañana de agosto me levanté con una extraña sensación. Después de desayunar, lo primero que hice fue encender el ordenador y abrir el correo. Ocho mensajes nuevos. Ofertas publicitarias, boletines informativos, también chorradas que me envía una amiga y... un correo inesperado, de remitente desconocido. ¿Será un virus?, pienso. En el asunto: ¿Me recibes?. Remitente: una tal Mónica Lagos. Ni idea. Los virus, pienso, suelen venir en correos sugerentes. Y éste, desde luego, que lo era. La curiosidad puede a mi responsabilidad por la seguridad. Sé que mis archivos importantes los almaceno en un disco duro externo y que, a las malas, serán necesarias dos horas de formateo, así que no dudo en abrirlo. He ahí mi sorpresa, leyendo con atención y curiosidad, alucinando cuando me doy cuenta de quién es esa Mónica Lagos. No puedo entenderlo, no me lo puedo creer. Continúo leyendo. Al terminar, releo otra vez. No quiero saber que mi desayuno matutino también ha sido objeto de un sueño febril. Lo de pellizcarme, no suelo hacerlo, no vaya a ser que siga siendo fruto de Morfeo. Sólo con que el pensamiento discurra por mi cabeza, sé que todo lo que leo es tan real como la vida misma.
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Cuando apenas tenía seis años, mi padre, que era comercial de electrodomésticos, marchó a Alemania en uno de sus viajes de negocios. Corría el año 1984. Después de un tiempo, le preguntaba a mi madre por qué tardaba tanto en volver. Nunca me daba una respuesta convincente. Fueron meses, luego años. Finalmente, la eternidad. Nunca volví a saber de él. Mi madre, menos. Yo no tenía hermanos. Crecí con mi madre y con mi abuela. Y me casé; con Dioslinda. Ahora, recibo un correo dominical. Lo entiendo todo. Mi padre conoció a una murciana afincada en Offenburg y recién divorciada. Tuvieron tres hijas; de 21, 18 y 12 años de edad. Mónica es la mayor. Dice que desea verme con la mayor prontitud. La contesto citándola en la Puerta del Sol, una tarde de jueves en la que la luna llena se dejaba ver anticipando la noche.
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Me enamoré nada más verla. ¿Ésa era mi hermana?, pensé. Me saludó efusivamente. Me agarró de la mano y la acompañé a una cafetería próxima. Las dos horas de charla dulce se convirtieron en un revulsivo para los momentos de desconcierto que habían marcado mis últimos días. Su voz transparente y sus movimientos acompasados, la seguridad en sus emociones y la fascinación con la que adornaba sus comentarios se convirtieron en una punzada a mi corazón herido. Me habló muy bien de mi padre, también de nuestras hermanas, y hasta de sus sentimientos más íntimos. Lo que desconocía es que se trataba de la mujer más bella que había visto jamás. Pensé que era mala suerte el que fuera mi hermana y no una cualquiera, para poder abordarla con la entrega de mi pasión. Dejé que mis sentimientos no me traicionasen y continué escuchándola. Al finalizar, me dijo: "Es una pena. Me gustas un montón. Es una pena que seamos hermanos". Entonces la besé, incondicionalmente, con descaro. Ella se dejó llevar por mi entrega. Nos agrarramos de las manos y nos confesamos nuestras devociones. Al salir del café, me dijo que se tenía que ir, que me llamaría. Hoy, a primeros de octubre, todavía sigo oliendo el perfume que dejó en mi jersey.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante relato Abismo. La vida a veces nos pone dificiles encrucijadas en las que cerebro y corazón caminan en sentidos opuestos, sobretodo en cuestiones amorososas. Al menos ambos sabían que esa atracción que sentían no llegaría a más, peor desenlance hubiese sido descubrir quiénes eran realmente despúes de haber dado rienda suelta a esa pasión.
Hasta pronto

Nulla dijo...

"No hay Belleza perfecta que no tenga alguna rareza en sus proporciones".

FRANCIS BACON

Lo dijo él: cualquier tipo de perfección, encontramos las rarezas, los imposibles, aquellos errores del destino que nos convierten en humanos.

Buena entrada Abismo. Interesante encrucijada la que planteas.

Abismo Ínfimo dijo...

Anónimo: al menos, sabían a lo que se atenían, para decidirse o no... aunque, finalmente, la frustración no deja de estar... GRACIAS!!

Gracias, Crozedelizia, parece que la perfección, si es que en algún lugar existe, reside en lo imperfecto. Desde luego que lo de ellos tiene una importante tara, parece que habrán de continuar la búsqueda por otro sendero. Un besote!!

Camy dijo...

¿Y no crees ahora que con este correo ha quedado dañado tu memoria externa y la interna? ¿Cuánto tiempo necesitarás ahora para formatearte de nuevo?
Claro, imaginando que quieras.
muy buen post.
..))

Abismo Ínfimo dijo...

La verdad es que sí, sobre todo la memoria externa. Al final, el correo tenía más virulencia que el peor de los virus informáticos... el shock debió ser duradero, no sé cómo se resolverá... la huella del jersey queda perenne... GRACIAS por tu aportación, hasta pronto.