sábado, 1 de diciembre de 2007

GUSTAVO, UNA REFLEXIÓN DE LA AMISTAD


Ayer por fin vi a Gustavo. Me lo encontré en las sesiones vespertinas de ajedrez del Parque del Retiro, devanándose los sesos. Gustavo está ahora en otras cosas. Le costó ganar su partida, pero un mate con un alfil como el de ayer fue digno de recordar. Al terminar, me pidió que le acompañase y nos retiramos al estanque del Palacio de Cristal. Allí, en un banco con una bonita perspectiva del estanque, y con su brazo por encima de mi supuesto hombro, me comentó:



- ¿Sabes, Abismo?. Me empiezo a preguntar algunas cosas. ¿Qué será de nosotros cuando estemos finalmente separados y todos mis secretos anden contigo?. Cuando ya no seas mi compañero y anden contigo todos nuestros recuerdos, cuando ya nada te importe y hables de mí sin que nada te importe, cuando seas infiel a nuestra memoria. ¿Qué será de nosotros?


- ¿Dejar de importarme tú?. No lo creo -le contesté, con firmeza-

- Bueno, eso es lo que podemos decir ahora, pero el tiempo es traicionero y todo se vuelve en contra -añadió-. Todo muta, todo se borra, nada es inalterable, ¿no crees, Abismo?.


- Jamás, Gustavo, tú sabes perfectamente quién soy yo -le dije- y jamás te sería infiel, lo sabes perfectamente.
Gustavo miró al cielo, que en ese momento parecía estar cubierto de un manto transparente, permaneció unos segundos callado y entonces añadió:

- A veces, Abismo, sueño contigo. Sueño con que desapareces de tu mundo irreal y te vienes al nuestro, el mundo de lo físico, de lo tangible, y todo el mundo te puede ver y tocar, y te haces mortal. Dejas de no existir y entonces me traicionas y desvelas mi secreto. El sueño se me repite.


En ese momento, me transporté unos metros al interior del parque, sin que Gustavo se percatase, y le quité un sombrero a un señor que leía un periódico en otro banco. Simulé un golpe de viento y el entretenido lector tampoco se percató. Reaparecí en un instante con Gustavo y entonces le interrumpí:


- ¿Ves?, Gustavo, a mí no me pueden tocar, pero yo sí lo puedo hacer, soy real, nada que ver con la irrealidad, existo, toma éste sombrero. Y como tal es la verdad, también lo es que tu secreto andará siempre conmigo, sólo conmigo, por el devenir de la eternidad que me pertenecerá sólo a mí. Y lo sabes.


Gustavo sintió un alivio, pareció incluso descongestionarse de súbito y un cierto halo pareció iluminarle al tiempo que le aparecían unos pueriles coloretes. Dijo sentirse más tranquilo y entonces su viejo problema se instaló de nuevo en él, diciendo:


- Creo, Abismo, que la confianza que tengo en ti es mayor incluso que la que tengo con la Lucy. Lo de ella y mío no sé cómo transcurrirá, quizás tengas razón y nuestro lago no sea el mismo, pero eso ahora no me importa, sólo sé que el amor que siento por mi verdadero amigo, que eres tú, Abismo, sé de verdad que es incondicional, no entiende de maldades ni de mentiras, es sublime. Y por eso, quiero que lo sepas para siempre.


En ese momento, tuve que abandonarle, aun con la intensidad con la que sus palabras se instalaron en mí, pues había una cita en otro lugar, en la que debía reaparecer, pues mi presencia se había hecho allí necesaria. No era por tener que ayudar a nadie que fuese más importante que Gustavo, pero con él no había más que añadir. Ya no importaba que no estuviese con él, pero sus palabras se habían venido conmigo, adosadas a mí, transmitiéndome una grata energía, impregnándome de una esencia revitalizadora, entregándome la fuerza que me lleva a escribirlas. Pronto también iré a verte a ti, lector, cuando tu sentimentalismo por fin necesite de mi consejo. Apareceré cuando menos te lo esperes.

6 comentarios:

Luna Carmesi dijo...

La amistad es real... Quizas como energia.
La mejor de las energias.
:)

Meri dijo...

Las relaciones entre las personas siempre son harto complicadas.
Hoy por hoy hay personas en mi entorno por las que pondría la mano en el fuego sabiendo que puedo confiar en ellas plenamente. También las hubo en el paso y por circunstancias de la vida y sin saber muy bien porqué se fueron bajando del tren de mi vida. Supongo que yo también he fallado a alguien que esperaba algo de mi que sin yo saberlo no cumplí..

Aun me queda mucho que aprender, pero lo que tengo claro es que no hay que vivir con desconfianza porque alguien te haya hecho daño. En la vida se nos cruzan muchas personas y todas tienen algo que aportarnos, y las que de verdad merezcan la pena se quedaran caminando a nuestro lado atravesando etapas.

Saludos!!

Blasfuemia dijo...

Pues si vienes a verme, esperaré.

Abismo Ínfimo dijo...

Luna: La amistad es una fuerza incondicional totalmente eficaz para la búsqueda de la felicidad. Me alegra que creas tan fuertemente en ella.

Meri: me encanta el valor que le das a la amistad y que creas que es mucha la gente que tiene mucho que aportar. Debes ser una gran amiga.

Blasfuemia: cuando menos te lo esperes.

Rocío dijo...

hey! escribes muuuuy bien! me gusta más tu prosa que tu poesía, porque suena auténtica y entrañable. cuanto más simplificas el lenguaje, más ganas...

me he parado a leer este relato precioso antes de aceptar tu invitación para leer sobre murakami "y su orilla...."

Abismo Ínfimo dijo...

Tus piropos, Rocío, me llenan de alegría y me animan a disfrutar con lo que me gusta, más cuando admiro tu lenguaje escrito. Comparto lo de la poesía. Hasta pronto.