lunes, 28 de enero de 2008

DE NUEVO ME HAS DADO LA VIDA




Por su mente limpia circulaba una voz en off. La claridad y la tranquilidad que acompañaban a esa voz dulcificaban los pensamientos de esa bella chica, llamada Azul, pensamientos que aún estaban contaminados por las tristes sensaciones que desde hacía ya un buen tiempo le habían venido acompañando. Su mirada se dispersaba a través de las mágicas ondas que el agua del lago ofrecía, expandiéndose armoniosamente. Nadie la observaba, ella miraba el agua, absorta como estaba.








Decidió adentrarse en el lago y juguetear con sus dulces aguas. Éstas, transparentes, invitaban a una danza marina y su cuerpo volátil se sumergía en ellas, a la par que la refrescaban del despiadado sol que en aquél rincón del interior africano se mostraba imperioso e impertinente. Un cocodrilo observaba ahora la escena.





Azul empezó a silbar. Su melodía se escuchaba suavemente en aquél lugar apacible. Era una música alegre.




Buiko oyó sus silbidos desde el otro lado del valle, acelerados por el ritmo suave del viento, inusual y agradable en esos días del verano. Atraído por la bella melodía, Buiko abandonó su lanza junto a un árbol y se asomó por un hueco que dejaba la montaña. Contempló a una bella muchacha desnuda disfrutando del agua mientras silbaba. La escena era tierna. La rubia turista se mecía los cabellos y el agua nítida proyectaba su delgada silueta, de belleza inusitada, bajo un silencio sepulcral en una escena que parecía divina.
Pero cerca, muy cerca, un cocodrilo retenía el momento de abalanzarse sobre ella. Era cuestión de pocos segundos. Se movía muy lentamente, con perspicacia. Buiko sabía perfectamente lo que tenía que hacer en ese momento. Se acercó sigilosamente a su lanza y retornó al hueco desde el que se asomaba al lago. De pronto, hizo un movimiento brusco, acelerado, con su atlético brazo, y lanzó la lanza justamente en la orilla, de forma súbita, enfrente de ella, sin que el cocodrilo se percatase. Ella abandonó de pronto su actitud lúdica y sus pensamientos inocuos y se alertó, de golpe, al observar que un serio peligro le acechaba. Entonces vio al cocodrilo, le vio moverse, estaba a cierta distancia. Ella corrió hacia la orilla; el reptil se abalanzó. Consiguió escapar, en una cuestión de segundos, en un susto sobrecogedor, dejando detrás al mastodóntico animal que ahora retornaba buceando, defraudado.

Buiko silbó a la chica. Lo hizo en clave de tribu, avisándola amistosamente. Ella entendió el mensaje y vio al nativo haciendo señas pacíficas con su lanza, desde lejos. Se acercaron y se encontraron en un rellano.


- ¿Estás bien? -le dijo Buiko.




- Sí, gracias -ella le extendía la mano y él se la apretaba- Muchas gracias, de verdad, me despisté por completo. Un error tonto.




- Comprendo, muy tonto. Ahí no poder tú bañarte. Nunca. En el lago mejor nunca.




- Sí, tienes razón. Es que... he sentido una voz grata hoy, conmigo, que me ha acompañado y... me he olvidado de todo, por completo. Me he...


- Tranquila -le replicó Buiko- ¿Tú querer conocer a mi familia?


- ¡Claro!. ¿Por qué no? -Azul se sentía tranquila ahora-.





Marcharon juntos, caminando entre piedras y matorrales, siguiendo el rumbo que el nativo iba indicando. Se dijeron sus nombres mientras desaparecían por un camino que ella desconocía. Mientras andaban, Buiko le dijo:




- Tú decir que una voz te acompañó.



- Sí, una voz.



- Yo no entender nada.



- Tranquilo. Yo te explico. Mi hijo me ha hablado.



- ¿Tienes un hijo?



- No. Nunca lo tuve.




Buiko le miró extrañado, confuso. Ella continuó.




- Nunca tuve un hijo y nunca lo tendré, pero hoy, cuando descansaba en el lago, la voz de mi hijo, el que nunca llegó a esta vida cuando estuvo a punto de nacer, me ha hablado y me ha hecho sentir que estaba conmigo. Era una voz pueril, ingenua, divina.





Buiko andaba más confuso todavía. Continuaron andando. El camino les llevó a una aldea cercana. Una multitud de niños salieron a su paso. Se dirigieron hacia una cabaña de paja que tenía la puerta abierta. Varias personas aguardaban dentro. Buiko le presentó a algunos familiares. Una mujer, anciana, hablaba con Buiko, mientras Azul no entendía nada de lo que decían. La mujer anciana le ofreció una infusión, mientras continuaba hablando con Buiko y mirando a Azul un tanto desconfiada. Se acercó a ella. Le dirigió unas palabras ininteligibles. Buiko le tradujo:


- Dice que esperar, tú esperar.




La anciana desapareció de la habitación por una puerta carcomida. Azul permaneció intranquila, buscando la mirada de Buiko, que no le apaciguaba. La mujer anciana regresó al instante, esta vez con un bebé en la mano, que lloraba angustiosamente. Y pronunció unas palabras.




- Dice que es tuyo -añadió Buiko-. Que lo cuides.



Ella comprendió que los llantos de ese niño se correspondían por completo con la voz del niño que había escuchado en el lago. Le miró a los ojos. El bebé sonrió. Comprendió que era el hijo que nunca pudo tener. Entonces unas lágrimas dulces se derramaron como una lluvia inesperada. Sólo dijo, estremecida:
- Gracias otra vez... De nuevo me has dado la vida.




15 comentarios:

Luna Carmesi dijo...

Fabula...
Leyenda...
Lagrimas de mujer... Lagrimas de Felicidad...

Anónimo dijo...

Muy conmovedor el relato.....


Es maravillosa y dulce la magia que trasmiten tus palabras, relatos, historias.....

Que gusto leerte y saborear tus escritos.....

Saludos

Abismo Ínfimo dijo...

Luna: Este misterio, ¿era parte del juego?
LAGRIMAS DE FELICIDAD
E A
Y B
N U
D L
A A
Pues GRACIAS por tus palabras
R
A
N
D
I
O
S
A
S

Karen: maravillosa, dulce, magia, saborear. ¡Qué magia más maravillosa saborear tus dulces palabras!

Abismo Ínfimo dijo...

Luna: nada, intentaba hacer algo muy visual y mira lo que me ha salido. El editor de textos éste no respeta los espacios en blanco y me lo ha desmontado todo. Tenía su gracia, creía yo. Se supone que la F era de Felicidad y también de Fábula. Una chorrada que me hacía gracia poner.

goloviarte dijo...

tu blog abismodeloinfimo ha sido galardonado con tres estrellas,ahora los participantes en el blog
http://lasestrellasdeaquiestatublog.blogspot.com
tendrán que poner sus opiniones sobre si mereces mas puntuación
gracias por tu trabajo y pásate a ver a otros blog y de paso mira algo de publi,quita el estrés
en unos días tendre botones con las estrellas correspondientes,sin obligarte,si me lo pides puedes poner uno en tu blog

Mandarina azul dijo...

Abismo, percibo en lo que escribes el inmenso cariño que pones al hacerlo. Es como si fueras acariciando la historia, mimándola, al tiempo que la creas, mientras la moldeas.
A veces me sucede, cuando leo, que tengo una sensación que no sé bien traducir a palabras y que yo llamo: "suave".
Y eso es lo que me ha pasado ahora al leerte, he sentido la sensación de que escribes muy suave.
Ay... jaja, ya sé que me explico fatal, pero espero que sepas entenderme.
He disrutado esta historia.

Un beso, Abismo. :)

Mandarina azul dijo...

Se me olvidaba (con la emoción de la historia). El blog, así, con el fondo en negro, te ha quedado chulísimo.

:)

Luna Carmesi dijo...

Te he contestado en la entrada de Sara.
Estoy extrañada por el 'enfado' que notas en mi. Y tambien me gustaria saber donde lo has percibido...
¿Por qué me he extendido? No sé... simplemente me apetecia comentar eso...

Ya te digo... Personas como tú no me importa que me comenten estas confusiones por mi email del perfil. Te espero realmente intrigada...

Y el blog... como dice Mandarina...cada vez mejor.
Besos.

Abismo Ínfimo dijo...

Mandarina: gracias de verdad, cierto es que cuando quiero contar algo, me vuelco en ello y disfruto haciéndolo. El agradecimiento viene cuando escucho palabras como las tuyas, que vienen de una persona que admiro cómo escribe, a la que se la entiende perfectamente y que tiene un blog que es la envidia más sana del mío, en el mejor sentido de la palabra. Muchos besos. Por cierto, me he animaste a que localizase la plantilla negra. Uno aprende visitándote.

Abismo Ínfimo dijo...

Luna: aclarado, el poder escondido de las palabras que ahora se entienden.

Elenita dijo...

Me gusta el cambio del blog. Y me gustó mucho la historia.
Besitos

Mandarina azul dijo...

Todos nos envidiamos sanamente, Abismo, y aprendemos de todos. Yo también aprendo de ti, ya lo creo. :)

Abismo Ínfimo dijo...

Elenita: espero que la tristeza te haya abandonado. Me alegro de que te guste el cambio, yo también lo prefiero sin dudas.

Mandarina: ¡qué bonito!, todos aprendemos de todos. Pues que el saber no ocupe lugar. Y que nos sigamos visitando.

Besos desde un abismo cercano.

elena dijo...

...Me has recordado a un profesor mío...

Que decía que SÓLO los buenos escritores son capaces de susurrar lo que no viven...

Acunaste a Buiko de la nada...


Mmmmmm


(¿Y dónde quedó mi imaginación?)
OH MY GOD

Abismo Ínfimo dijo...

Elenab: ya me encantaría ser un escritor de los que comenta tu profesor porque disfruto escribiendo, pero eso de ser uno bueno dista mucho de lo que es real, aunque cierto es que se progresa si uno se esfuerza. Respecto a ti, eres joven y tu lenguaje es rico en vocabulario y en emociones. Así que si sigues cerca de ese profesor, o mejor si lees mucho, quizás nos aburra escuchar sus soporíferas clases y nos dediquemos por completo a releerte. Por cierto, bienvenida al blog y larga vida sobre el tejado de zinc.