martes, 19 de febrero de 2008

ENCERRADA

Más relatos de cien palabras como máximo, los de la Cadena Ser. Hoy se fallaron los premios. Sin sorpresa, el mío no resultó finalista, pero como me divierte participar, decido hacerlo de nuevo. Esta semana el relato debe empezar por "Todavía algunas veces huele a sangre". A ver si os animáis. El enlace es éste Aquí va el mío:



Todavía algunas veces huele a sangre en ese cuarto oscuro en el que me tienen secuestrada. Por una rejilla, me hacen llegar a diario unos platos con comida asquerosa, a veces quemada, otras poco hecha. El hedor es insoportable y se mezcla con el rancio aroma de las comidas, en la antesala del vómito, cada día. Pero hoy es especial. Las negociaciones para mi liberación van por buen camino y han introducido, por la rendija, arroz con leche como postre, como el que hacía mi madre. Aunque sigue oliendo a sangre, me ha sabido a gloria.






Muchos besos.

11 comentarios:

Blasfuemia dijo...

Adicto a los blogs no sé... pero sospecho que te falta poco para hacerte adicto a los microrelatos...

Anónimo dijo...

Va el mío:

"Escepticismo hipocrático"

Todavía algunas veces huele a sangre. Despierta sobresaltada creyendo escuchar una sirena, y lo ve por un instante. Cierra los ojos, la imagen persiste, cruenta. Después viene ella, pequeña, frágil, inocente, exangüe. Le hubiera gustado dejarlo perecer, no hacer nada, pero su labor no era, ni es aplicar la justicia que esa imagen ciega con una balanza parece olvidar. Se repite en la decisión de cumplir un juramento, de salvarlo. Nunca encuentra compasión para ese violador atacado sin piedad por la turba después de haber cometido el crimen. Sigue preguntándose, ¿Por qué ellos siempre viven? Después intenta volver a dormir.

(El tema recurrente relacionado con medicina no es a propósito, fue lo primero que se me ocurrió, y después de estar 6 años en lo mismo es inevitable.)

Creo que los dos nos volveremos adictos a los micros...

Abismo Ínfimo dijo...

Blasfuemia: desde luego.

Karen: muy currado tu relato, cruento. Un violador que sobrevive, el poder de salvarlo por una niña inocente, todo era un sueño. Yo creo que ya somos adictos los dos a esto de los microcuentos.

Microbesotes.

Larrey dijo...

yo también he presentado el mío.
Todavía algunas veces huele a sangre. Lo había escuchado, era como una leyenda urbana, pero ahora le parecía cierto. Rodeado de aquellos hombres importantes, con sus trajes caros, sus chofer esperando en la puerta, olía a sangre. Uno de los ponentes ha centrado toda la atención de los asistentes. Un hombre gordo, con puro, le ha hecho una sencilla pregunta. ¿Es grave?, le ha dicho sin soltar el puro. Gravísimo, la paz se ha extendido por todo el planeta. Y se hace un espeso silencia entre todos los fabricantes de armas. En realidad suelo adaptar micros de mi trastero.

Abismo Ínfimo dijo...

Larrey: ya observo la adaptación que has hecho con los traficantes de armas. Te ha quedado muy bien, mucha suerte. Y bienvenido a esta tu casa.

Mandarina azul dijo...

Jooooo, si no te digo una cosa, reviento. Así que te la digo, pero con cariño y respeto, eh. :)

Cuando tu protagonista dice que las negociaciones van por buen camino... interpreto que en ella hay esperanza. De hecho, el postre le sabe a gloria. Entonces... ¿porque dice, al referirse al arroz con leche, como el que hacía mi madre? Si en ella ha resurgido la esperanza de la liberación, no diría mejor como el que hace mi madre?
¡O quizá tú lo has escrito así adrede y yo no he pillado el matiz correctamente!

Un fuerte abrazo, Abismo. :)

Abismo Ínfimo dijo...

Mandarina: me encanta que atisbes para perfilar un matiz. ¡Qué mejor sentido tienen si no los atisbos!. Así que bien por no reventar. Está muy bien lo que dices pero creo que la interpretación que has podido dar es la de que es una niña y yo interpreté que era una mujer que añoraba la comida que hacía su madre cuando era pequeña. ¿Me equivoco?. Esto es lo bonito de la literatura, que el escritor cuenta una cosa y el lector ofrece una interpretación probablemente distinta. No ibas desacertada con tu atisbo porque bien pudiera ser una niña la del relato. Un abrazo un poquito más fuerte.

Mandarina azul dijo...

Pues sí, eso es lo bonito, que puedan existir tantas interpretaciones como lectores. Y que sin embargo todas ellas alcancen el espíritu y la esencia de lo que quien escribe quiso transmitir.
Ay, en este caso, no me digas por qué, pero nada más empezar a leer tu relato di por hecho que ella era una niña, jaja...
:)

Abismo Ínfimo dijo...

Mandarina: la historia de la niña podía haber sido más impactante, creo. Si hubiera dicho "como el que hace mi mamá", hubiera resultado tierno y estremecedor, más frío todavía, me doy cuenta ahora. ¡Qué bonitas han quedado tus palabras!


Hay otro concurso de relatos, por si os apetece, que es para una campaña de brandy soberano en el que con menos de 950 caracteres y haciendo uso repetitivo de las palabras "alma" y "magno" el relato será libre. Parece divertido. Yo he presentado el mío, pero se hace en un formulario y no me he quedado con copia. He planteado un mundo fantástico en el que un arcángel guardián del paraíso de la felicidad promete su entrada al joven Onarebos(Soberano al revés) una vez que le demuestra haber pasado por los distintos estratos de la felicidad, a fin de alcanzar la felicidad eterna para su alma magna. Animaros. Si os motiva, hay cuantiosos premios.

Mandarina azul dijo...

¡Abismo! Que síiii, jaja, que te estás convirtiendo en un adicto. Jaja... pero bendita adicción. Anda, que si todas adicciones fueran así, otro pelo nos luciría, ¿verdad?
;)

Abismo Ínfimo dijo...

Mandarina: ya era hora de que tuviésemos adicciones sanas. También es una adicción sana el visitar tu blog, que es una caja de sorpresas.